El hallazgo de las distintas variantes del COVID-19, como la Delta, se produjo gracias a la secuenciación genética permanente que ha hecho la comunidad científica y médica a nivel mundial.
Entre los tantos estudios que realiza la comunidad científica y médica desde que inició la pandemia por el COVID-19 se encuentra la secuenciación genética. Un procedimiento que se ha convertido en el gran aliado de los especialistas para investigar con determinación el actuar del SARS-CoV-2 y hallar las nuevas variantes surgidas en varios países del mundo.
La doctora Catherine Díaz, médico genetista, jefa de la Unidad de Genética del Hospital Roberto del Río, docente de la Facultad de Medicina de la Universidad de Chile y asesora médico de Mi ADN; destacó la importancia de llevar adelante la secuenciación genética del SARS-COV-2, además de señalar que ha sido un proceso clave para conocer cómo actúa el patógeno luego que una persona se contagia con el mismo.
“ La secuenciación genómica de un virus permite estudiar y conocer su información genética al observar las diferencias moleculares entre nuevas variantes, como son sus mutaciones y cómo se transmiten dentro de la población”, afirmó la especialista de Mi ADN.
Es así como la Dra. Díaz precisó que el hallazgo de estas nuevas variantes se debe a los estudios de secuencia genética permanente del virus a nivel mundial. “Mientras más variantes son identificadas mejor entendemos el comportamiento del virus y la pandemia, ya que es posible identificar a las cepas más relevantes y con ello prepararnos de la mejor forma posible para responder ante esta emergencia sanitaria”, sostuvo.
Secuenciación genética y nuevas variantes
La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha dado a conocer que, en colaboración con asociados, redes de expertos, autoridades nacionales, instituciones e investigadores; se han dedicado a vigilar y evaluar la evolución del SARS‑CoV-2 desde enero de 2020.
La aparición de variantes, que suponían un mayor riesgo para la salud pública mundial, a finales de 2020, hizo que se empezaran a utilizar las categorías específicas de “variante de interés” (VOI, por sus siglas en inglés) y “variante preocupante” (VOC, por sus siglas en inglés), con el fin de priorizar el seguimiento y la investigación a escala mundial y, en última instancia, orientar la respuesta a la pandemia de COVID-19.
En este sentido, y gracias a la secuenciación genética, la OMS ha precisado que, hasta ahora, las variantes de preocupación – a las que ha designado con una nomenclatura basada en el alfabeto griego- son: Alfa (Reino Unido), Beta (Sudáfrica), Gamma (Brasil)y Delta (India).
Por su parte, el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés) informó que entre las variantes de interés se encuentran: Eta (Nigeria) Theta (Filipinas), los tres subtipos de Kappa (India) y la Lambda (Perú). Mientras que otras 21 se encuentran en supervisión.
Debido a esto, y en su constante trabajo por apaciguar la crisis sanitaria, la OMS ha insistido en llevar a cabo un seguimiento de los cambios que experimenta el SARS-CoV-2 para que, en caso de que se detecten sustituciones significativas en aminoácidos, se pueda informar a los países y a la población acerca de las medidas que se deban adoptar a fin de reaccionar ante la variante y de prevenir su propagación.
Al ser consultada sobre el por qué surgen estas nuevas variantes, la especialista de Mi ADN, explicó: “Los virus son microorganismos que necesitan infectar células de otros organismos vivos para reproducirse. Cuando invaden otras células para replicarse, podrían modificar alguna de sus características moleculares y, así, asegurar su supervivencia. A este proceso, de cambio en su código genético es el que se le denomina mutación, lo cual forma parte de un proceso de selección natural y evolutivo”.
Efectividad de las vacunas
Si bien es cierto que en cientos de países afectados por el COVID-19 ya han iniciado y adelantado el proceso de vacunación, la observación del virus por parte de los expertos continúan. De hecho, por la aparición de las variantes, ha provocado que naciones como Chile, hayan decidido colocar dosis de refuerzo.
“Dado que la mutación de un virus es un proceso natural, se espera que en el futuro puedan aparecer nuevas variantes, la importancia está en cuál es la zona del virus que muta y que características patogénicas le aporta este cambio. Una mutación no necesariamente es sinónimo de agresividad, mayor tasa de contagio o poca eficacia de las vacunas elaboradas”, manifestó la Dra. Díaz.
En este sentido pueden, por ejemplo, “ocurrir mutaciones que podemos llamar silenciosas y que no afectarán al ciclo vital del virus ni a la respuesta inmunológica entregada por las vacunas, como también pueden ocurrir mutaciones como lo observado en la variante delta, que parecen darle una ventaja de transmisibilidad sobre las otras variantes conocidas”.
La Dra. Catherine Díaz aclaró que, debido a estas mutaciones, “la efectividad (de las vacunas) es algo que se está evaluando y varía respecto del tipo de vacuna. Por ejemplo, la vacuna Pfizer-BioNTech, de acuerdo al reporte publicado el 29 de Julio en Public Health England, habla de un 80% de eficacia contra una infección sintomática y un 90% contra la hospitalización causada por la variante Delta”.
Apuntó que otras vacunas presentan otros porcentajes, por tal motivo es que se analiza la inoculación de una tercera dosis para potenciar la inmunidad. “Por otro lado, cabe destacar que el efecto de la vacuna va más allá del número y la protección personal, debemos apuntar a la inmunidad de grupo, de proteger a los más vulnerables y evitar el colapso sanitario. Por tanto, el mensaje a la población sigue siendo el mismo: hay que vacunarse sí o sí”, sentenció la especialista.